Mi tercer post sobre mi viaje a Portugal es algo más largo, pero en él os quiero enseñar mi segundo día completo. A pesar de que mi primer día de viaje lo separé en dos entradas, he pensado que no quiero atosigaros con tanto paseo porque, al fin y al cabo, el blog va de eso y de muchas cosas más, ¿no? Pues mientras tanto, aquí estoy con un poquito más de mi viaje (que tantas ganas tenía de hacer).
A primera hora de la mañana, salimos de Aveiro para hacer nuestra primera parada: Coimbra. Una de las universidades más importantes de Europa merecía una visita y, aunque la biblioteca me pareció impresionante, la verdad es que fue uno de los puntos que visitamos que menos me gustó. El interior de la Universidad era digna de merecer, al igual que la biblioteca, que contenía miles de ejemplares antiguos.
Después de visitar Coimbra, nos desplazamos a la ciudad de Oporto. Ya os adelanto que esta ciudad fue la que más me gustó de todas las que visité. Ciertamente, estoy de acuerdo con muchas de las cosas que me dijeron de esta ciudad: cada baldosa rota que te encuentras por el camino es digna de fotografiar.
Desde que pusimos el primer pie en la ciudad, pudimos pasar por los lugares más importantes gracias a una guía. No recuerdo el nombre de la guía, pero me encantó la manera que tenía de explicar cada punto por el que pasábamos. Es, sin duda, una ciudad con mucho encanto.
Y, quizá la parada que más me gustó fue la que hicimos en la Librería Lello, una de las librerías más originales de Europa. En esta librería se rodaron algunas escenas de la saga de Harry Potter y cuentan que J. K. Rowling se inspiró en esta misma librería para escribir escenas del libro mientras pasaba unos días en la ciudad. Os digo que solamente con esta visita había merecido la pena hacer tantos kilómetros. Es un punto muy recomendable si pasáis por allí.
Después de la visita a la librería seguimos el camino, aunque he de reconocer que todavía estaba impresionada por mi visita, y lo que me iba a durar…
A orillas del río Duero, está el Puente de Don Luis. Era complicado de fotografiar, ya que es un puente que conecta la carretera y que cruza la cuidad de lado a lado. La manera más práctica de fotografiar es en su base, tal y como hicimos nosotros.
Y junto al puente, podemos encontrar la zona de bodegas. Oporto es muy conocido por su tradición de vinos y, no podía dejar pasar hacer una visita a una de ellas. Burmester fue la bodega elegida durante nuestro viaje.
He de reconocer que nunca he sido una buena bebedora. Empecé a beber cerveza a los 20 y a los 30 comencé a reconocer un buen vino. No es que sepa de ellos, pero sí sé si me gustan o no. Estos Oporto son algo más fuertes de lo normal, algo más parecido al coñac, pero incluso así, están muy buenos.
Después de la visita a las bodegas, dimos un paseo en barca por el río. Aunque durante nuestro primer día dimos una vuelta por Aveiro, no era lo mismo hacerlo en una ría que en un río, así que decidimos dar una vuelta aunque nos mojásemos por la cantidad de aire que hacía.
Y este fue nuestro segundo día, lleno de paradas y de visitas. Tanto fue así que me quedé sin batería a media tarde, y tuve que seguir haciendo fotos desde la cámara y con el móvil de mi hermano.
Seguimos contando…